Las mantas de la Nena

sábado, 21 julio, 2007

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LAS MANTAS DE LA NENA 

Cuando trabajaba en La Escuela de Jardinería, pasaba la mayor parte del tiempo al aire libre. En el corazón del invierno con tantas horas por el vívero, era difícil no pasar frío y acabar quedándote helado. Lo solucioné en gran parte poniéndome unos pantys de mi madre. El resto lo hizo mi hermana Nena regalándome un abrigo de ante relleno de borreguillo. Fue una bendición sentirse envuelto por aquella manta. Como también lo fue el poder abrigarme con la que me mandó cuando vivía en mi primera casa, pues no tenía calefacción.Y el sitio más caliente de todo el piso era la cama. Además abrigaba mucho pues era muy espesa. La costumbre de abrigarme es algo que mi hermana nunca ha perdido. El invierno pasado me trajo otra manta a cuadros escoceses que me había comprado en su reciente viaje a Escocia. Como sufría de terribles dolores de espalda, apareció hace poco con otra manta rellena de semillas, que una vez calentada en el microondas, mantiene la temperatura durante bastante tiempo. Mi hermana tiene un sentimiento de protección hacia los hermanos que ella considera más débiles. Y en  esa escala, ocupo un lugar destacado. Considera que no tengo que pasar frío porque estoy muy delicado y soy muy vulnerable. Pero la mejor manta que he recibido de ella, ha sido su corazón. Su amor es uno de mis mejores abrigos. A continuación describo como una niña expresa de forma encantadora y tierna, qué siente cuando se abriga con algo que le ha sido dado con y por amor:

    «Había hecho un bonito jersey de lana para mi nieta de cinco años, y cuando se lo dí, se apresuró a ponérselo con una enorme sonrisa. – ¡Me encanta abuelita! – exclamó – . Da la sensación de que fuera un abrazo». (Selecciones Reader´s Digest)         


Los cachorros

viernes, 20 julio, 2007

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 LOS CAHORROS

La enfermedad te da libertad. Al cambiar tu escala de valores, vives cada vez con menos convencionalismos y condicionantes sociales o culturales. En el mundo afectivo esto resulta muy valioso y gratificante, porque puedes mostrar tus afectos sin apenas pudor. Puedes, por ejemplo, decirle a un hermano:

«Tayín:Tú eres un regalo para todos los hermanos. Todos hemos buscado refugio en tu enorme corazón, y lo hemos encontrado abierto y dispuesto a darse. Siempre nos has recibido, e incluso no ha hecho falta ir a buscarte, porque tu has venido a nuestro encuentro. Antes de que nuestros padres se nos adelantaran hacia el infinito, ya eras nuestro refugio. Después su sustituto. Te amamos y te adoramos. A lo largo de nuestras vidas hemos ido recibiendo tu inagotable amor. Gracias por ser así y por habernos bendecido con tu existencia».


Así es mi mami

miércoles, 6 junio, 2007

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Overbeck Friedrich

La foto no tiene desperdicio, mi madre y yo haciendo el ganso en el pasillo de mi casa, creo que la foto es de este verano…jjejejeje. Vaya par de dos!!!!
Bueno pues le dedico el fotolog hoy porque sí, porque nos da por ahí (como echo de menos un conciertazo de Perezaaaaaaaaaaa).
Porque el viernes me dio una lección de buen baile,jejeje, si es que tendríais que haber visto a mi madre y sus amigas, son unas locas…yo no salgo más con ellas de fiesta, os lo juro!!!!
Así es mi madre, o mami…como la llamamos todos en casa, incluso mi padre!!!, es un ejemplo a seguir, una luchadora nata, la fuerza de voluntad constante, la alegría, la ilusión, una amiga ( no existe acontecimiento que ocurra en mi vida que ella no sepa…), las ganas de seguir…si es que en casa todas somos valientes gracias a mi madre!!!
Porque siempre esta ahí cuando más la necesito (aunque ella ni siquiera sepa lo que me ocurre) y comprende todas las locuras que pasan por mi cabeza…
Es una oyente activa, escucha todo lo que le cuento y me da su más sincera opinión, a pesar de que muchas veces no quiera escuchar lo que me dice…es que, a veces, las verdades duelen bastante.
¿Por qué el fotolog? Porque desde hace un mes y pico mi vida es un descontrol y no estoy muy centrada, y ella en lugar de enfadarse y regañarme; me para, me pregunta, me comprende e intenta ayudarme para volver las cosas a su cauce…Pero ayer fue el resurgir de un nuevo amanecer!!!!Vuelvo a centrarme yaaaaaa!!!!
Gracias mamá, por todo, quiero que estés orgullosa de mí.
Bueno, un lametón a todo el mundo!!!!!!!!!!!

Cortesía de Belén (hija)


Tallas especiales&cariño especial

lunes, 14 May, 2007

 


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Los negocios en la familia es algo que no se nos había dado muy bien. Sea por poca visión comercial o más bien, poco sentido común. La máxima: » las monedas están echas para rodar y los billetes para volar», con la que fuimos educados, no era la filosofía más adecuada para los negocios. Pero para sorpresa de todos nuestro querido Alfonso, surge brillante desde la sombra de la discreción, y nos sorprende con un brillante negocio familiar. Ahora sabemos de todo el esfuerzo y entrega de Carmen, pieza clave. Del resultado de la entrega mutua a un medio de vida difícil y muy sacrificado a la que están dedicados. Por culpa de la distancia, sólo Belén y Belén hija, han podido ayudar. Los demás admiramos los resultados. Te admiro hermano, te admiro muchísimo.Me siento muy orgulloso de ti. De como has sido capaz de sacar fuerzas de flaqueza, fruto de la adversidad, más de menos. Te admiro, nunca dijistes «no puedo más y aquí me quedo». Siempre das ese paso de más. Mamá también se sentiría muy orgullosa de ti. Seguro que te habría ayudado a vender y ha ejercer de relaciones públicas. Papá es otra historia, hubiese encontrado el «pero». Si fuesen sido tallas pequeñas, pero grandes…diría con menos caridad. A lo que mamá alegaría «no le pidáis peras al olmo, hijos mios». Alfonso tienes que animarte y vender a través de web. Yo como pequeña aportación incluyo esa tienda llena de amor en el blog.

http://www.diariosur.es/prensa/20070404/malaga/barrio-escaparate_20070404.html


Todo pasa y todo queda…

domingo, 29 abril, 2007

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A MI HERMANO JAVIER.

QUERIDO HERMANO:

Hoy he llevado a la pequeña de mis hijas al colegio, llegábamos tarde, así que tuve que bajarme del coche y acompañarla hasta la entrada. Ya dentro, le di su cartera, le arregle sus coletas y le di un gran beso fuerte de oso, mientras se alejaba por el gran pasillo que comunica con su aula, le iba diciendo adiós con la mano, mientras ella se volvía de paso en paso y se despedía de mi con su pequeña manita. Cuando desapareció de mi vista, y mis ojos se pasearon por la estancia, me fije en los altos techos, en los grandes ventanales con sus floridas macetas en el alfeizar, en las puertas antiguas de madera desgastada de tanto abrirse, en las baldosas del suelo de un diseño centenario y descoloridas de tantas carreras infantiles, y al levantar de nuevo la vista al frente, vi a una niña al fondo vestida de uniforme colegial, con su falda gris, su jersey azul marino y un gran lazo blanco recogiendo una coletita detrás de la melena suelta. Corría y saltaba a un tiempo, y regalaba una gran sonrisa a alguien que la esperaba de pie en un extremo del pasillo, y le ofreciera su mano para que ella la cogiera con fuerza. Una silueta delgada, elegante que irradiaba paz y ternura; y entonces vi. tu rostro ¡tan dulce! Que ahora, pasados tantos años, puedo recordar cada expresión de tu cara, tus ojos calmados, tú sonrisa delicada y tu mano de dedos ¡tan largos!, que me encantaba cogerme a ella e ir haciendo saltos y equilibrios por la calle mientras tú me sujetabas con fuerza. Recuerdo aquellos momentos de espera hasta que la sorica, decía mi nombre y salía de la sala, al gran pasillo del colegio, y te buscaba con la mirada, ¡qué fácil era encontrarte! ¡tan alto! ¡tan gallardo!, no había otro igual, eras único, poseedor de un porte señorial, que aún conservas.

Te admiraba por que hablabas de cosas bonitas que a mi me gustaba oír, utilizabas vocablos tan bellos como paz, amor….eras distinto a los demás por que tus sueños no eran desde luego terrenales, lo que no dudo que la vida te habrá echo pagar, sino sueños maravillosos de cuentos de hadas, de personas llenas de amor capaces de compartir todo con los demás, de mundos perfectos que tú pensabas entonces que existían.

Recuerdo una de las primeras veces que fui al cine, me llevaste tú, y fuimos a ver “El principito”, naturalmente no entendí nada de la película, pero el pequeño principio quedo grabado en mi corazón para siempre, y de mayor leí el libro y recordé las imágenes que de niña contemple junto a ti, y me sentí un tanto unida a ese niño que dormía en mi corazón por que hacía tiempo que ya vivía alojado en él. También me llevaste a ver “Juan Salvador Gaviota”, claro que tampoco entendí nada, pero del mismo modo que el principito, quedó grabada en mi la gaviota, que tras unos años volvió a reaparecer en las líneas de un libro. Y hoy, en cada una de las librerías de los cuartos de mis hijas no falta desde luego un ejemplar de ambas historias, para que al igual que me ocurrió a mi, esos personajes vivan en su corazón.

Incluso, y te va a hacer gracia hermano, recuerdo una manifestación en la época franquista por el Paseo de la Independencia, y yo corriendo contigo de la mano, hasta que me llevaste a una librería, donde nos ampararon y nos metimos dentro y desde allí vimos pasar a los manifestantes corriendo y a la policía detrás suyo. Estoy segura que no fue casualidad, y que me llevaste a la manifestación a sabiendas, pero luego te cansaste de correr y aprovechaste el contexto de la situación, chico listo.

A veces cuando canto a mis niñas canciones, recuerdo aquella de “libertad sin ira” la escuche también contigo la primera vez, estábamos en un bar que no recuerdo bien donde era, ni con quien, tan solo sé que la primera vez que escuché esa canción fue contigo.

Realmente mi niñez esta impregnada de tus recuerdos, así que es imposible desconectarme de tu persona por que tú ya eres parte de mí.

Mi alma, mi corazón y mi pensamiento siempre están llenos de ti.

 

                                                                                       Enero de 2007

Nota: Escrita por Belén.



Geno y su cocina. IV

jueves, 26 abril, 2007

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…Referente a Genoveva, lo cierto es que era una muchachita de apenas 16 años o poco más cuando entró a servir en casa de nuestros abuelos. Fue en «El Palomar» en dónde nuestra abuela Mercedes, aunque os parezca insólito, enseñó a cocinar a Geno. Y no sólo le descubrió las múltiples recetas culinarias. También la ilustró en el arte de poner la mesa, colocar la vajilla sobre un inmaculado mantel blanco o arreglar un delicado centro floral entre otras cosas. Toda esa serie de detalles que tanta importancia daban en aquella época, y que dicho sea de paso son tan agradables. Geno aprendió a cocinar, llegó un momento en que se convirtió en una magnífica cocinera y se dedicó a dar clases culinarias además de editar su libro de cocina. Estuvo en casa de los abuelos como cocinera hasta que se casó y lógicamente se fue a vivir a su casa, con gran pesar por parte de la abuela. Al final del libro hay un artículo que escribió el abuelo, que como recordáis era periodista. Según contaba Mamuchina, el abuelo no soportaba el olor que desprende la col cuando se cuece, de manera que había que aprovechar sus ausencias del hogar para hervir la verdura. Respecto a las croquetas, nuestro abuelo estaba convencido de que Geno y su pinche les daban forma con dos cucharas convicción que ya se encargaba la abuela de consolidar. Las recetas de Geno son, hoy en día, poco prácticas ya que necesitan unos ingredientes que son caros, pero siguen siendo exquisitas. A Mamá le saco de apuros y le inspiró para preparar los menús de las comidas de Navidad. Sobre todo aquella vez que le regalaron a nuestro padre un par de faisanes, preciosos por cierto, macho y hembra que se llevó a los días de estar encerrados en el cuarto trastero, loca de felicidad, la muchacha que en ése momento pululaba por casa que no recuerdo ni su nombre ni su fisonomía, pero si su alegría y sorpresa ante semejante regalo. Ante mi pregunta de cómo se las iba a arreglar para justificarle a Papá, que se deshacía ya en mieles ante la perspectiva de catar tan delicada carne, si se enteraba de la desaparición repentina de las aves, Mamá sin inmutarse lo más mínimo me respondió que cocinaría dos pollos con la ayuda del libro de Geno, y que “no se notará nada, ya lo verás”. Llegó el día de Navidad, y a la mesa se supone los faisanes, manjar de lujo en aquél entonces. Y mientras Papá nos decía, “Comer; comer, que no todos los días se come faisán”, Mamá y yo cruzábamos cómplices miradas a la vez que consolábamos a Mª Belén que suspiraba muy triste por las aves sacrificadas. Todos encontrasteis muy sabrosos los faisanes, y ninguno se percató de que Mamá los había cocinado, entre otros ingredientes, con chocolate. Papá nunca supo que había comido pollo.

Nota: Escrito por la Nena.

 


El GENERAL ME MANDA A PANTICOSA

lunes, 2 abril, 2007

 

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Después de años de abandono, cuando la recuperación parecía imposible, se opera el milagro. Don Luis Nozaleda, presidente de la Fundación Beulas, por encargo nuestro, va a visitar al arquitecto Rafael Moneo para informarse de cómo lleva el proyecto del C.A. de Arte Contemporáneo que se le había encargado tiempo atrás. Creo que dede ahí surgió la idea de confiarle la recuperación y reforma del Balneario. No creo que sólo por el problemático negocio en unas obras de tanta envergadura, Nozaleda, afrontase el reto; es demasiado evidente el peligro. Es el amor por el arte y las cosas bien hechas que le motivan además de la belleza de aquel espacio. Hoy trabajan allí además de Moneo y Álvaro Siza, el arquitecto norteamericano Jeff Brock, Belén Moneo y Jesús Manzanares, autor de Bodegas Enate.

 ¿Qué hacen en Panticosa Resort arquitectos tan famosos?
Conozco bien aquello. En el año 43 del siglo pasado, con mis galones de cabo -tres años y medio de mili-, el General Amado Lóriga me manda a Panticosa para copiar los lienzos de Alberto Duce. Me pasé la primavera, el verano y casi el otoño -hasta que el frío me echó-, vagueando y comiendo en la cocina del Gran Hotel. Recorrí los lagos, Brazato, Bachimaña, Bramatuero, Ibones Azules, los picos de las Argualas…, con mis acuarelas y cuadernos de dibujo buscando los lugares donde bebían y se remojaban los sarrios que suele ser donde hay algún manantial de agua caliente y allí me bañaba vigilante para ver venir y gozar de la gracia desconfiada del bucardo de gran cornamenta. No sé si quedará alguno, no creo.

 Por José Beulas Pintor y Presidente de Honor de la Fundación Beulas. 

 El balneario de Panticosa y el Centro Aragonés de Arte Contemporáneo.


Padre nuestro que estás en el cielo

sábado, 31 marzo, 2007

Padre e hijo

Enrique era un escayolista extraordinario. Formado a la antigua, de aprendiz a oficial, dominaba su oficio. Había trabajado incluso en restauraciones importantes, con muy buenos maestros. La vida no había sido muy justa con él y al final de su vida laboral, se hallaba en una situación económica precaria, haciendo labores de albañil. Un día comíamos juntos, y aunque era de carácter reservado me atreví a preguntarle por su familia natal. Empezó a contarme sobre su madre, pero al referirse al padre se le empezaron a llenar los ojos de lágrimas, para acabar llorando como un niño, al mismo tiempo que me decía “mi padre no me quería» Me sorprendió ver como este echo podía afectar hasta tal punto a un hombre tan adulto. Pero ciertamente seguimos necesitando a nuestro padre siempre, aún no habiéndonos sentido amados por él. Jamás pensé que llegaría a echar en falta a mi padre. Me tortura el recuerdo de que fue capaz de hacerme daño aún después de muerto. El porque me desheredó de sus pertenencias domésticas, es algo que nunca lograre comprender. Quizás fue porque sabía que lo juzgaba duramente. O quizás por celos a las atenciones que me mostraba mama. Pero el mayor dolor que me causó, fue el no haberme sentido valorado por el. Jamás me dijo que le gustaba como era, que se sentía orgulloso de mí (a pesar de los fracasos escolares). Nunca me sentí aceptado, ni siquiera recuerdo que me dijera “te quiero”. Pero es justo decir que yo tampoco lo acepte nunca. Ahora que tengo un hijo me doy cuanto de lo que implica ser padre. Voy siendo consciente de lo difícil que se lo puse a una persona que seguramente estaba tan perdida como yo, pasando por las mismas inseguridades y frustraciones, sufriendo al ver como el fruto de su educación era una fruta acida. La verdad es que lo hecho en falta, me gustaría verlo, por fin podríamos compartir algo.


Amarte, arroparte, y perdonarte

domingo, 25 febrero, 2007

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Este texto esta extraído de una postal que una madrina escribe a su ahijado el día de su cumpleaños (ambos de la familia). Es un regalo intangible pero de gran valor, por que ya sabes que lo esencial es invisible a los ojos:
«Muchas felicidades en este día tan especial para ti. Quiero que sepas que todos te queremos mucho, y que estaremos a tu lado para ayudarte y aconsejarte en este camino que tienes que recorrer, y que en ocasiones no es todo lo fácil y agradable que a todos nos gustaría.
Espero que recapacites por tu comportamiento e intentes cumplir lo mejor que puedas con tus obligaciones. Y si tienes algún problema acude a tu familia, que siempre estará dispuesta a amarte, arroparte, y perdonarte sin condiciones. Ellos nunca te van a abandonar, te quieren demasiado».


Geno y su cocina. III

sábado, 10 febrero, 2007

Este recorte de periódico que veis; es un foto montaje. Pero refleja fielmente como eran los anuncios en la prensa, publicitados por la Geno, para promocionar sus clases. El texto es literal; lo único que cambía es el número de columnas que en el original es de uno. Lo encontré entre las páginas del libro de la abuela. Ella con su propia letra realiza varios apuntes alrededor del texto original. Aclara que fue en el mes de Enero, que las clases del sábado no las dio, e incluso el número de semana a la que pertenecen estas clases. No sé si se refiere a las que lleva asistiendo o al orden dentro del curso.
La Nena tiene el libro de mamá y yo conservo el de la abuela. Está dedicado por la autora de esta manera: «A Dª. Sara Martinez de Amado que honra con su asistencia a la cocina de Geno», (Pamplona-20-12-52).
La abuela , a su vez, escribe estas nota: «aprendí cocina en Pamplona cuando mi marido era Gobernador Militar de Pamplona». Sara Martinez de Amado-Loriga.